Sobre su composición, Saint-Saëns dijo: “Di todo lo que pude dar. Lo que he logrado aquí, nunca lo volveré a lograr”, una composición que relataba a modo de historia, lo que presumiblemente también fue la historia de su vida. Un autor que vivió en un claroscuro, que otros autores como Arrau clasificaron de “frío y asombroso” con una memoria completa y una lectura brillante de las partituras. Que a muy corta edad asombró al poco impresionable Wagner. La sinfonía que nos ocupa pasó a la posteridad como “Sinfonía para órgano” pero que, oficialmente, descansaba bajo la rúbrica de Symphonie No. 3 “avec orgue” (con órgano). Una escritura orquestal propia del romanticismo, imaginada para sonar en una catedral o en una gran sala de conciertos.Lo que no podíamos imaginar muchos alicantinos es que ayer volvería a sonar el histórico órgano de San Nicolás con la sinfonía de Saint-Saëns. En un concierto junto a ADDA Simfònica a manos de su director, Josep Vicent, y el órgano bajo el dictado de Juan de la Rubia, Organista Titular de la Basílica de la Sagrada Familia. ADDA Simfònica con Josep Vicent, durante el conciertoLa sinfonía que empieza con un lamento, una súplica, parece contar la propia historia del instrumento que ha permanecido en el mismo lugar desde el siglo XV. En palabras del propio Vicent, la pieza escogida es muy representativa “Do mayor es un símbolo de la conversación con Dios pero, en este caso, la sinfonía empieza en Do menor y culmina en Do mayor; podríamos decir que de algún modo pasamos de la oscuridad a la luz. De la falta de belleza, a la belleza sublimada, casi del renacimiento.”El finale de la composición, cuentan los más supersticiosos, se escribió solo por la noche mientras Saint-Saëns dormía. Una forma de dotar de más misterio a la sinfonía. Uno de los momentos que culminan la obra es un sublimado Dies Irae, una pieza asociada al apocalipsis y a la muerte pero que aquí evoca una belleza infinita. La acústica de la concatedral de San Nicolás, el sonido del centenario órgano a manos del maestro de la Rubia y ADDA Simfònica hicieron el resto. Josep Vicent, Carlos Mazón y Juan de la Rubia El presidente de la Diputación, Carlos Mazón, un momento durante el acto