Estaba prevista su implantación por parte de los ayuntamientos a principios de 2024, pero ante el giro que hemos experimentado en las elecciones del pasado domingo y por tanto un giro de gobierno en Les Corts, posiblemente la tasa turística no vea finalmente la luz. El decreto aprobado por los partidos que formaban el Pacte del Botànic (PSOE, Compromís y Unidas Podemos) formaba parte de un paquete de medidas fiscales para impulsar el turismo sostenible y que, a su vez, daba lugar a una tasa en pernoctaciones turísticas (según el tipo de alojamiento elegido) en la Comunitat. La propuesta fue rechazada de forma unánime por la patronal del sector turístico, además del rechazo de los tres partidos de la oposición, PP, Ciudadanos y Vox. Partidos que ahora toman el mando a excepción de Cs. El sector turístico mostró su descontento desde el principio, aún lastrado por la pandemia y crisis derivadas de la invasión rusa en Ucrania. Este impuesto afectaba a hoteles, apartamentos, casas rurales o cruceros, entre otros. El impuesto valenciano a las estancias turísticas (Ivet) era un impuesto propio de la Generalitat que tenía como objetivo gravar la capacidad económica de los turísticas, que se hace evidente, al pernoctar en un establecimiento turístico. En este sentido, ciudades con un importante desarrollo en el sector como Alicante, Benidorm, Torrevieja o Gandía, descartaron aplicar esta tasa, por su incipiente proceso de recuperación y más en Comunidad Valenciana, donde la inflación está creando una situación muy ajustada, según las propias patronales, por las consecuencias de la inflación.Fede Fuster, presidente de la patronal hotelera HOSBEC, ya avanzó a este medio la caída de la tasa turística y con el cambio en la geometría política en la Generalitat Valenciana, es algo que puede considerarse “un hecho” que han celebrado los empresarios del sector turístico.