Alicante se prepara para una de sus noches más especiales e íntimas. El tradicional barrio de Santa Cruz, en pleno corazón de la ciudad, se 'apaga' este sábado 18 de octubre para brillar con luz propia a través de las llamas de miles de velas ululantes entre sus bonitas calles estrechas y empinadas.
El aroma a cera derretida y a jazmín se entrelazará con el murmullo de los pasos en un evento único y mágico que invita a disfrutar del histórico barrio alicantino desde una perspectiva diferente y serena. A partir de las 20:00 horas, el resplandor de la Noche de las Velas se apoderará de cada rincón del casco antiguo alicantino bajo la atenta mirada del castillo de Santa Bárbara.
Senderos de luz
Así, al caer la noche, las callejuelas serpenteantes del barrio más antiguo de Alicante se convertirán en senderos de luz que permitirán disfrutar de las preciosas fachadas blancas, las escalinatas y las pequeñas plazas con la singular tonalidad anaranjada de la iluminación tenue y vacilante de las velas.
La Hermandad de Santa Cruz, la Fundación Patronato de Santa Cruz, el Ayuntamiento de Alicante, la Comisión de Fiestas Tradicionales y el Grupo Braceli colaboran en esta iniciativa que se ha convertido en una de las más esperadas del otoño alicantino. El barrio agranda por unas horas su esplendor creando una atmósfera comparable a las espectaculares Cruces de Mayo.
A diferencia de otras propuestas similares en municipios como Sant Joan d’Alacant, en este caso no existe un programa paralelo de actividades o actuaciones. La voluntad es únicamente la de crear un ambiente mágico donde el protagonismo tan solo sea el de la luz y el silencio. Un homenaje a la belleza sencilla y a dejarse embaucar por la esencia del barrio de Santa Cruz.
Un barrio único
En lo más alto del casco antiguo, abrazadas por la ladera del monte Benacantil y el castillo de Santa Bárbara, el distrito de Santa Cruz conserva el alma más auténtica de Alicante. Sus calles estrechas, empinadas y laberínticas parecen detenidas en el tiempo, con fachadas encaladas —con toques azules que le otorgan un sello diferencial— que reflejan la luz del Mediterráneo y balcones repletos de macetas que desbordan color.
Santa Cruz es un símbolo de identidad alicantina. Sus vecinos, guardianes de las costumbres y la convivencia, han sabido preservar el carácter cercano y hospitalario que lo distingue. Durante las fiestas o en las noches tranquilas, el barrio se convierte en un refugio en el que huir del bullicio del centro. Esa combinación de belleza sencilla, vistas privilegiadas y espíritu comunitario convierte al barrio en un lugar irrepetible.