Tambre Alicante, una de las clínicas de fertilidad más avanzadas de Europa, cumple sus primeros meses de actividad con una acogida que ha superado las previsiones. Su coordinador médico, el Dr. Abraham Zavala, repasa en esta entrevista el impacto del nuevo centro en la ciudad, el perfil internacional de sus pacientes y los avances tecnológicos que ya están marcando el futuro de la reproducción asistida. Desde su enfoque integral y humano hasta la apuesta por la investigación y los casos complejos, el especialista explica cómo Tambre busca convertir Alicante en un referente científico y sanitario a nivel global.
Llevan unos meses desde la inauguración oficial en Alicante. ¿Cómo está siendo este arranque y cuál ha sido la respuesta de los primeros pacientes?
Estamos más que contentos. Creemos que Alicante merecía un centro capaz de ofrecer el mismo nivel de tratamiento que las grandes capitales europeas. Traer casi 50 años de experiencia en reproducción asistida ha sido increíble, y la respuesta en estos primeros meses ha superado nuestras expectativas. Los pacientes han reaccionado muy positivamente y hemos reunido un equipo altamente cualificado, multicultural y capaz de atender en varios idiomas. La experiencia está siendo excelente.
¿Qué perfiles de pacientes estáis recibiendo con mayor frecuencia? ¿Predomina el paciente nacional o el internacional?
Viene de todo. Atendemos al paciente local de Alicante y a muchas personas que llegan desde otras partes de España. Y una gran parte procede del extranjero: Europa, Estados Unidos, Australia, Oriente Medio… Es un público realmente internacional.
Se habla mucho de la humanización en reproducción asistida, pero las experiencias varían. ¿Cómo combináis excelencia tecnológica con un trato cercano y empático?
Nuestro modelo se basa en un enfoque integral. Combinamos excelencia científica y médica con un acompañamiento real. Queremos que el paciente se sienta acompañado en todo el proceso y, además, al contar con profesionales de distintos países, podemos atenderles en su propio idioma y comprender mejor su situación.
¿Qué diferencia a Tambre Alicante respecto a otras clínicas de España o Europa?
Nuestra trayectoria. El primer nacimiento FIV fue en 1978 y ese mismo año se fundó nuestra primera clínica en Madrid. Son casi 50 años de experiencia. A eso sumamos tecnología puntera, una apuesta constante por la investigación y una fuerte personalización de los tratamientos. Ese conjunto marca una diferencia clara.
Un punto fuerte de vuestra clínica es el enfoque en casos complejos, como fallos repetidos de implantación o pérdidas gestacionales recurrentes. ¿Qué pasos seguís en estos casos?
La mayoría de las pacientes que llegan con estos diagnósticos ya han pasado por varios ciclos fallidos en otras clínicas o incluso en otros países. Lo primero es ponerles delante de un equipo experto y multidisciplinar: ginecólogos, psicóloga especializada, unidad de inmunología reproductiva, urología y andrología. Después realizamos un diagnóstico riguroso y específico para poder ofrecer el tratamiento más adecuado.
Desde Alicante habéis comenzado vuestra actividad científica con un curso de actualización en genética reproductiva y participáis en congresos internacionales. ¿Qué valor aporta conectar clínica, investigación y formación?
Muchísimo. No actuamos como un centro aislado, sino dentro del ecosistema científico del Grupo Tambre y de la Fundación Tambre. Eso nos permite avanzar en estudios de genética, embriología, fallos de implantación o inmunogenética. Esta investigación tiene un impacto directo: mejora protocolos, aumenta tasas de éxito y aporta más seguridad a las pacientes.
En España la edad media de maternidad supera los 32 años. ¿Existe suficiente conocimiento sobre el impacto del tiempo en la fertilidad?
Todavía falta mucha difusión. Muchas mujeres nos dicen “si lo hubiera sabido antes…”. Pero también vemos algo alentador: cada vez más pacientes acuden no por infertilidad, sino para preservar su fertilidad mediante la congelación de ovocitos. Eso indica que la educación está mejorando.
Para quien no conozca estos procesos, ¿cómo funciona la preservación de la fertilidad?
En la criopreservación de ovocitos estimulamos a la paciente, obtenemos los óvulos y los congelamos. Pueden mantenerse así durante años. Cuando decida ser madre podrá recurrir a ellos conservando la calidad que tenían en el momento de la congelación.
¿Cómo ayudáis a que las pacientes no vivan el proceso como un examen sino como un camino acompañado?
A veces los resultados de las primeras pruebas sorprenden o requieren decisiones difíciles. Por eso ofrecemos apoyo psicológico especializado. Nuestra psicóloga tiene años de experiencia acompañando a mujeres que atraviesan tratamientos de fertilidad y su papel es fundamental.
La clínica prevé generar más de 200 empleos cualificados antes de 2030. ¿Qué impacto aspira a tener Tambre Alicante en la ciudad?
Queremos convertir Alicante en un hub de turismo médico, pero también de atracción de talento científico. Hablamos de empleos altamente cualificados y técnicos. Eso contribuye al desarrollo económico y sanitario de la provincia.
¿Cuál cree que será la próxima gran revolución en reproduccion asistida?
La estamos viendo ya: el impacto de la inmunología, el nuevo foco en la fertilidad masculina, la inteligencia artificial aplicada a los tratamientos y los avances en genética. Todo está cambiando la manera en que abordamos la infertilidad.
Vuestro centro ya cuenta con IA aplicada a la selección embrionaria. ¿Qué aporta esta tecnología?
La IA siempre trabaja junto a la experiencia del embriólogo. Los estudios muestran que mejora la selección embrionaria y eso se traduce en mejores tasas de éxito.
Para terminar, ¿qué mensaje darías a quienes están pensando en iniciar un tratamiento pero aún tienen miedo o dudas?
Que mantengan la calma. Lo mejor es acudir a un grupo con gran experiencia en reproducción asistida y sentirse acompañados por un equipo experto y multidisciplinar durante todo el proceso.
