Alicante declara la guerra al ruido durante las noches de verano. Hasta el próximo 30 de septiembre, el Ayuntamiento mantendrá activo un dispositivo especial de control y sanción para velar por el cumplimiento de la ordenanza municipal de Protección contra la Contaminación Acústica. Un equipo de medio centenar de agentes del servicio operativo nocturno será el encargado de recorrer la ciudad para detectar y frenar las infracciones más habituales en las horas más sensibles, de 22:00 a 8:00 horas.
La medida, anunciada por el alcalde Luis Barcala y puesta en marcha por el concejal de Seguridad, Julio Calero, tiene una misión clara, la de garantizar el descanso de los vecinos, mejorar la convivencia en los barrios y reducir las molestias derivadas del ruido que, en estas fechas, suelen multiplicarse.
¿Qué actividades pueden recibir sanción?
Los agentes se desplegarán en áreas de ocio, calles con alta concentración de bares y terrazas, plazas, parques y zonas residenciales con un amplio historial de quejas. Entre sus funciones estarán la atención inmediata a llamadas por ruido, la medición de niveles sonoros con equipos calibrados, la intervención contra gritos, cánticos o acelerones en la vía pública y el control de música alta en vehículos. También, se realizarán inspecciones para verificar horarios de cierre, licencias y condiciones de aislamiento acústico.
Pero la vigilancia no se limita solo a los locales de hostelería. De hecho, se extenderá a obras realizadas fuera del horario permitido, escapes libres en vehículos, música alta con las ventanillas bajadas y el uso de altavoces o dispositivos a gran volumen en la vía pública sin permiso. Las fiestas privadas que superen los límites también estarán en el punto de mira, salvo los viernes, sábados y vísperas de festivos, cuando la limitación horaria se aplicará desde medianoche hasta las 8:00 horas.
La Unidad de Disciplina Urbanística apoyará las actuaciones con mediciones homologadas, y en casos extremos, la Policía Local podrá disolver reuniones o desalojar locales si las circunstancias lo exigen.
Y el dispositivo tampoco se quedará en el centro de la ciudad, ya que habrá controles en las playas, especialmente en eventos y reuniones nocturnas, así como en el consumo de alcohol en la vía pública. En terrazas y veladores, los agentes revisarán el horario de cierre, el ruido generado por aglomeraciones o arrastre de mobiliario, la música —tanto en directo como reproducida—, la disposición del mobiliario y el correcto funcionamiento de los limitadores acústicos.
Las sanciones no serán simbólicas. Las infracciones muy graves pueden costar entre 12.001 y 300.000 euros, además de conllevar la retirada definitiva de licencias. Las graves se sancionan con importes que van desde 601 a 12.000 euros y la suspensión de la licencia ambiental hasta un año. Las leves, por su parte, implican multas de hasta 600 euros.
Con este plan, Alicante pretende atajar el exceso de ruido en una época en la que las altas temperaturas y la intensa actividad turística disparan la vida nocturna. El objetivo es claro, garantizar que vecinos y visitantes puedan disfrutar del verano manteniendo un equilibro entre el ocio y el descanso.