La reducción del ruido en el centro de Alicante es una de las grandes reivindicaciones vecinales en la última década. Una situación que parece haber encauzado su camino con la declaración de la calle Castaños y el casco histórico de Alicante como Zonas Acústicamente Saturadas (ZAS), aunque su implantación ha generado una fuerte oposición por parte de la Asociación de Locales de Restauración y Ocio Nocturno de Alicante (ALROA). El Ayuntamiento busca equilibrar el derecho al descanso y la actividad económica de la ciudad y ha implementado restricciones que han puesto al sector en pie de guerra.
La medida tomada por el consistorio alicantino surge tras un prolongado proceso impulsado por una sentencia judicial que exigía actuar frente al problema en estas zonas céntricas de la ciudad. Tal y como explica el Ayuntamiento, los estudios técnicos realizados indican que los niveles de ruido en la calle Castaños y el casco antiguo superan en más de 20 decibelios los límites legales, “incumpliendo la normativa de manera sistemática varias veces por semana” en las áreas comprendidas en las calles Castaños, San Ildefonso y San Francisco, así como la Plaza Quijano, Virgen de Belén, San Agustín y Montegón.
Para abordar esta problemática, el Ayuntamiento ha implementado una serie de medidas como la suspensión de nuevas licencias, la reducción del 50% del espacio de veladores y un control más estricto de los horarios de cierre de los locales y terrazas. De domingo a jueves, los establecimientos deberán cerrar a las 00:30 horas, mientras que los fines de semana y vísperas de festivos podrán mantenerse abiertos hasta la 1:00. Además, las terrazas deberán ser desmontadas a medianoche, con una leve ampliación en verano, cuando podrán estar abiertas hasta las 00:30 horas los fines de semana.
El sector hostelero se planta
Estas restricciones han causado gran malestar entre los representantes del sector hostelero y de ocio nocturno de la ciudad de Alicante, que consideran que estas medidas suponen un “grave perjuicio para sus negocios”. Un desacuerdo “tajante” que los miembros de ALROA trasladaron en una reunión con los concejales de Medio Ambiente y Comercio, Manuel Villar y Lidia López, antes de abandonar el encuentro cuando se expusieron los detalles de las nuevas regulaciones.
El portavoz de la asociación, Javier Galdeano, ha sido una de las voces más críticas. “El Ayuntamiento está imponiendo medidas que no solucionan el problema de fondo y que solo perjudican a nuestro sector”, subraya en un comunicado emitido por la entidad empresarial. Galdeano argumenta que la creación de las ZAS, tal y como se plantea, supondrá la pérdida de unos 2.000 empleos directos en el sector del ocio y la hostelería, además de tener un impacto negativo en la economía turística de Alicante.
ALROA también sostiene que las restricciones no resolverán el problema del ruido, ya que consideran que simplemente trasladarán la actividad nocturna a otras calles cercanas, donde no se aplican las mismas limitaciones. "Esto generará una situación de desigualdad entre ciudadanos de primera y de segunda", añade Galdeano, quien destaca que las zonas afectadas por la ZAS no son las únicas con problemas de ruido en la ciudad.
El Ayuntamiento defiende su postura
A pesar del descontento del sector hostelero, el concejal de Medio Ambiente defiende la necesidad de aplicar estas medidas. “Nuestro objetivo es garantizar un equilibrio coherente entre la actividad económica y el derecho al descanso de los vecinos”, afirma. Villar insiste que los estudios sobre los niveles de ruido justifican “plenamente” la declaración de la ZAS y la adopción de las medidas restrictivas. Aún así, se ha previsto un sistema de control y seguimiento de las restricciones a través de una mesa de trabajo conjunta con el sector hostelero para evaluar su impacto y considerar posibles ajustes en el futuro.
El Ayuntamiento asegura que la normativa se ha diseñado para cumplir con los estándares de salud pública, priorizando el bienestar de los residentes. Asimismo, para garantizar el cumplimiento de la normativa, el consistorio ha anunciado un refuerzo de la presencia policial en los horarios de cierre de los locales y terrazas. También se lanzarán campañas de concienciación dirigidas tanto a los clientes como a los propietarios de los establecimientos para promover un comportamiento más respetuoso con el entorno y reducir la contaminación acústica.
Alroa se moviliza
En este sentido, ALROA ha decidido organizarse y movilizarse para intentar frenar la aplicación de la ZAS. La asociación está preparando una serie de reuniones con distintos agentes políticos y económicos de la ciudad para exponer su visión y proponer alternativas a las medidas impuestas. Entre los sectores con los que buscan colaborar se encuentran el gremio de taxis, los comerciantes tradicionales, los hoteleros y los distribuidores de bebidas, además de contar con el respaldo de la Cámara de Comercio de Alicante.
El objetivo de estas reuniones es crear un “frente común” que permita al sector hostelero ganar apoyos y frenar lo que consideran una "imposición injusta" por parte del Ayuntamiento. Galdeano señala que "el consistorio ha dejado de cumplir con sus responsabilidades en materia de ruido y ordenación de la ciudad", destacando la falta de un mapa de ruido actualizado y una ordenanza adecuada para gestionar el ocio nocturno de una ciudad como Alicante.