¿Podrías pensar que los insectos también necesitan hoteles? A primera vista puede parecer un proyecto sacado de una fábula, pero una localidad de Alicante lo ha convertido en realidad. En plena huerta alicantina han abierto sus puertas los hoteles más diminutos del mundo. No son para turistas ni viajeros exóticos, sino para los huéspedes más esenciales para el equilibrio del ecosistema: las abejas solitarias, mariquitas y crisopas.
En concreto, el municipio de Orihuela ha instalado en sus huertos urbanos dos refugios diseñados específicamente para estos pequeños aliados de la naturaleza. Se trata de una iniciativa que el Ayuntamiento ha anunciado que forma parte de una estrategia para “mejorar la biodiversidad y el equilibrio ecológico” de la ciudad y la comarca.
Refugios para polinizadores y control de plagas
La Concejalía de Medio Ambiente ha promovido esta iniciativa con un doble propósito: facilitar el alojamiento de insectos beneficiosos para el ecosistema y concienciar a la ciudadanía sobre su importancia. Estos pequeños seres desempeñan un papel fundamental en la polinización y el control natural de plagas, contribuyendo a la salud de los cultivos y la flora.

El primero de los hoteles, de mayor tamaño, ha sido ubicado estratégicamente con orientación norte para evitar la exposición excesiva al sol y el contacto con la humedad del suelo, lo que garantiza su durabilidad. El segundo, más pequeño, complementa esta función ofreciendo más espacios de refugio para diferentes especies.
Impacto ecológico y educativo
Más allá de su función ecológica, estos insólitos hoteles servirán como una herramienta didáctica para sensibilizar a la población sobre la importancia de los insectos en el equilibrio natural. Así, está previsto que los visitantes de los Huertos Urbanos, especialmente los más jóvenes, aprendan sobre el papel fundamental que desempeñan estos pequeños seres en el ecosistema y la necesidad de protegerlos.
La instalación de los hoteles para insectos también fomenta prácticas agrícolas más sostenibles, reduciendo la necesidad de pesticidas químicos al potenciar métodos naturales de control de plagas. De esta forma, Orihuela se confirma como un referente en el cuidado del entorno, avanza con este proyecto hacia un modelo de agricultura más respetuoso con el medio ambiente y “reafirma su compromiso con la biodiversidad y la sostenibilidad”:
El objetivo final es transformar los espacios urbanos en lugares más amigables para la fauna y la flora, demostrando que la convivencia entre la naturaleza y las ciudades no solo es posible, sino también necesaria para garantizar un futuro sostenible.