Miles de personas se han agolpado durante la mañana de este lunes 10 de febrero en las inmediaciones del Ayuntamiento de El Campello para saludar y darle una cálida bienvenida al Rey Felipe VI, que visitaba por primera vez el municipio alicantino. Su Majestad ha devuelto el cariño a los allí presentes saludando e intercambiando unas palabras con los asistentes.
Asi ha comenzado una jornada histórica en El Campello para vivir el acto de inumación de los restos de Rafael Altamira y su mujer, Pilar Redondo, en el Cementerio campellero. En la explanada central del recinto se ha instalado una gran carpa que ha acogido, además de la presencia del Rey, a multitud de autoridades políticas, civiles, académicas e incluso familiares del escritor, jurista, humanista, historiador, literato y pedagogo.
El acto ha sido un homenaje a la figura y el legado de Rafael Altamira, quien murió en Ciudad de México en 1951 tras exiliarse durante la dictadura franquista en España. “Reconocemos a este insigne alicantino como una de las figuras más notables que ha dado nuestra provincia a la narración de la historia universal”, ha destacado el presidente de la Diputación, Toni Pérez, durante su discurso de clausura.
Por su parte, el alcalde de El Campello Juan José Berenguer ha anunciado durante su turno de palabra que, tras este acontecimiento, arranca el ‘Año Altamira’. Por ello, el primer edil ha instado a las diversas instituciones presentes que esta ceremonia “no solo sea un acto de despedida, sino también de compromiso con la educación, la justicia y la paz, porque solo así podremos honrar de verdad la memoria de Rafael Altamira”.
Tras la ceremonia, en la que también ha tomado la palabra la nieta del literato, María Luz Altamira García-Tapia, y el bisnieto, Ignacio Ramos Altamira, las autoridades se han desplazado hasta el monumento funerario construido por el Ayuntamiento de El Campello en honor a Rafael Altamira. Los restos de uno de los máximos exponentes de la cultura alicantina y su mujer descansan, por fin, en el lugar que siempre había querido: El Campello.