Las noches cálidas se apoderan de Alicante por el cambio climático

Un informe de la UA sostiene que las temperaturas mínimas nocturnas experimentan un incremento notable, con más de 90 noches al año por encima de los 20 grados

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El castillo de Santa Bárbara desde el Puerto de Alicante
El castillo de Santa Bárbara desde el Puerto de Alicante

Alicante es una de las ciudades que más sufre los efectos del cambio climático en el litoral mediterráneo español. Esa es la tesis que se extrae del ‘Primer Informe sobre cambio climático y gestión del agua’ en la capital alicantina desarrollado por la Cátedra Institucional de Aguas de Alicante sobre Cambio Climático de la Universidad de Alicante. El documento expone que los datos atmosféricos y ambientales avalan esta afirmación aunque matiza que la ciudad “dispone de un sistema de distribución, gestión y planificación del agua potable eficaz que garantiza una adecuada adaptación a los efectos climáticos”.

El informe se trata de una primera toma de contacto elaborado en colaboración con Inteligencia Climática S.L. En este sentido, tanto Jorge Olcina, director de la Cátedra, como Pablo Mirete, CEO de la compañía tecnológica, avanzan que el trabajo tiene la pretensión de actualizarse de forma anual. Así, la idea es analizar la evolución del proceso actual de cambio climático en el ámbito alicantino, impulsado por el efecto invernadero, y ofreciendo pautas para la “correcta adaptación” de la ciudad.

Uno de los factores que mejor reflejan esta situación es el aumento de las temperaturas. Es por ello que Jorge Olcina explica que “durante las últimas décadas, especialmente desde 1980 hasta la actualidad, Alicante ha experimentado un incremento de las temperaturas medias cercano a 1°C con respecto a la década de los cuarenta”. Además, el director de la Cátedra institucional de Aguas de Alicante sobre Cambio Climático resalta que el informe recoge que este aumento se ha agudizado todavía más en las temperaturas mínimas nocturnas, con un incremento de 1,5°C desde 1940.

Aumento de las mínimas y disminución de las lluvias

En esta línea, uno de los fenómenos alarmantes es el auge de las noches tropicales, pues “se ha multiplicado por cuatro desde los años 70 hasta la actualidad”, aclara Pablo Mirete. Este cambio se traduce en un promedio anual de 80 noches tropicales, alcanzando incluso más de 90 en años puntuales, lo que supone “una pérdida significativa de confort térmico para los habitantes de la ciudad”, apunta el informe.

Lo cierto es que las noches tórridas son cada vez más asiduas en Alicante. Por otro lado, el documento desprende una inquietante disminución en la cantidad anual de precipitaciones desde 1990. La sequía es un problema recurrente en el litoral mediterráneo, pero se está convirtiendo en un fenómeno habitual. Y Alicante no queda exenta de esta problemática tras un período de 80 años en el que la precipitación media anual ha descendido de 348 l/m² a 293 l/m² en la última década. La principal consecuencia es que en Alicante “cada vez llueve menos y lo hace de forma más irregular y concentrada en el tiempo”, coinciden.

Una persona sostiene un paraguas bajo la lluvia
Una persona sostiene un paraguas bajo la lluvia

Pero la lluvia no es el único fenómeno climático analizado en este informe. De hecho, el documento indica que el viento también muestra una tendencia a la disminución en su velocidad media, especialmente desde los años noventa del siglo pasado. A su vez, la temperatura del agua del mar frente a la costa de Alicante ha experimentado un aumento significativo desde los años 80, con un incremento estimado de 1,5°C en 2023. Y todos los parámetros no sugieren un futuro muy halagüeño. “Las proyecciones de los modelos climáticos oficiales muestran un aumento en la temperatura media máxima hacia el año 2100, con un rango de 4-5°C en los escenarios tendenciales de emisiones”, explica el CEO de Inteligencia Climática S.L.

Gestión eficiente del agua

A pesar de estos desafíos, el informe señala que “Alicante destaca por su eficiente gestión del agua potable”. La fórmula de gestión mixta se ha mostrado idónea para este propósito, convirtiéndose en lo que la entidad Aguas de Alicante califica de “un ejemplo a seguir para otras localidades del país”. Desde 2005, se ha observado una tendencia a la disminución en los volúmenes de agua suministrados, lo que refleja una mayor eficiencia en su gestión. Los datos recogidos sobre las pérdidas en red y el rendimiento de la misma demuestran consistentemente cifras superiores al 85%, alcanzando incluso rendimientos del 90% en los últimos años.

Asimismo, el documento subraya que Alicante es “una de las ciudades españolas con mayor nivel de depuración y reutilización del agua depurada, especialmente para uso agrario”. ¿Se trata de un elemento aislado? Lo cierto es que el informe sostiene que la ciudad ha implementado estrategias innovadoras exitosas, como el uso de aguas residuales y pluviales para el riego de parques y jardines, así como la construcción de depósitos pioneros o el parque inundable de La Marjal en la playa de San Juan. “Estas iniciativas no solo contribuyen a la conservación del agua, sino que también ayudan a mitigar los efectos de las inundaciones y a mejorar la calidad del agua”, afirma el director de la Cátedra de la UA.

En definitiva, la conclusión de este primer informe es que a pesar de los desafíos del cambio climático, Alicante ha demostrado ser una ciudad resiliente con un sistema de gestión del agua altamente eficaz. Sin embargo, desde la Cátedra mantienen que es fundamental continuar desarrollando e implementando estrategias de adaptación para garantizar la seguridad hídrica y el bienestar de sus habitantes en un futuro muy cambiante e incierto.

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