Los trámites para llevar a cabo la renovación completa del barrio de Porfirio Pascual, en la orilla izquierda del río Vinalopó a su paso por Elche, entran en su fase final. Sin duda, se trata de una de las actuaciones más ambiciosas en materia urbanística por parte del Ayuntamiento, que cuenta con una importante inyección de capital de los fondos Next Generation de la UE. No solo supone la regeneración urbana integral de todo el entorno, calles, parques o intersecciones, sino que las obras incluyen la rehabilitación global de las estructuras y las fachadas de los edificios de un total de cuarenta comunidades de vecinos.
En concreto, el proyecto contempla distintas actuaciones individualizadas en hasta 18 edificios y 302 viviendas de esta zona norte de la ciudad ilicitana, junto al extremo este del barrio de Carrús. De hecho, la complejidad de esta reurbanización global ha dilatado los procesos para la redacción de los pliegos, pero tanto el consistorio como la empresa municipal Pimesa han acelerado para que la licitación se tramite con “carácter de urgencia”. Así lo confirma el concejal de Estrategia Municipal, Francisco Soler, al mismo tiempo que estima la previsión de que las obras puedan comenzar durante el mes de noviembre.
En esta línea, la Junta de Gobierno tiene previsto aprobar el proyecto para los 18 bloques. Sin embargo, la parte definitiva del trayecto administrativo no será excesivamente fluida, ya que cada comunidad de propietarios debe dar el visto bueno de manera particular porque el estado de los inmuebles es diferente en cada caso. Aunque los detalles individuales den como resultado cuarenta actuaciones distintas, los pilares del proyecto serán comunes: eficiencia energética, paneles solares, reparación de elementos estructurales y la instalación de ascensores exteriores para acceder a los rellanos de las viviendas.
Más de 13 millones de inversión
La transformación integral del barrio de Porfirio Pascual supone un desembolso importante para las arcas públicas con un presupuesto que supera ligeramente los 13 millones de euros. Aun así, tres cuartas partes de la inversión (un 76%) llegará a través de la financiación de los fondos Next Generation de la Unión Europea. “Estamos dando un paso importante, previo a la fase definitiva, para que la rehabilitación del barrio se convierta en una realidad”, sostiene Francisco Soler.
Asimismo, el edil desgrana las aportaciones de manera pormenorizada, situando el importe de las ayudas europeas en 9,9 millones, la aportación municipal cercana a 1,95 millones y la cantidad restante, en torno a 1 millón, que se repartirá a partes iguales entre todos los vecinos. En concreto, se estima que cada piso debe aportar unos 7.000 euros, aunque en aquellos casos más vulnerables o con dificultades económicas la propia Generalitat Valenciana anunció una línea de subvenciones para hacer frente a parte de esa cantidad.
La compleja actuación de rehabilitación de los edificios es la más costosa con un importe que asciende a 11,5 millones de euros, mientras que 1,2 millones se destinarán a la regeneración urbana del barrio. Por último, alrededor de 200.000 ya se han ejecutado para la instalación de la oficina de rehabilitación para informar sobre esta cuestión.
Una fecha marcada en rojo: 30 de junio de 2026
La urgencia por acelerar los trámites viene supeditada a los tiempos marcados por la propia Unión Europea. No hay margen de error: las obras deben estar finalizadas, como muy tarde, el 30 de junio de 2026. Esto supone que el proceso de licitación, adjudicación e inicio de los trabajos de rehabilitación debe ser a contrarreloj. El Consejo de administración de Pimesa, promotora de las obras, cuenta con aprobar la contrata en un mes, adjudicar la contrata a la constructora con mejor calificación entre octubre y noviembre e iniciar las actuaciones en noviembre. “Esa es nuestra hoja de ruta y losaplazos acabarán cumpliéndose” afirma Soler. En este sentido, el gerente de Pimesa, Antonio Martínez, señala que el compromiso es finalizar la actuación en junio de 2026 y avanza que durante el proceso de licitación “se primará aquellas empresas que ofrezcan plazos razonables dentro de este marco temporal”. También serán decisivas las propuestas que tengan en cuenta las condiciones de vida de los vecinos del barrio durante la ejecución de las obras.
Rehabilitación completa y regeneración urbana
El grueso del proyecto de rehabilitación contempla el refuerzo del aislamiento de las fachadas de los edificios, la sustitución de las carpinterías exteriores, así como la instalación de doble acristalamiento. Asimismo, las cubiertas contarán con placas solares fotovoltaicas para “contribuir a la generación de agua caliente sanitaria”. También se eliminarán los daños estructurales producidos por la presencia de humedades, la sustitución de las bajantes de saneamiento y pluviales, con la eliminación del fibrocemento existente, y la renovación de la iluminación. Por último, se instalarán ascensores en las fachadas traseras de los edificios. Según detalla el edil Francisco Soler, la reforma del barrio Porfirio Pascual supone un ahorro en el consumo de energía superior al 60%, permitiendo un uso más eficaz de los recursos, mejorando la sostenibilidad medioambiental y un ahorro económico para las personas residentes. Además, Soler destaca “la mejora en las condiciones de seguridad, salubridad, habitabilidad y accesibilidad universal en los edificios y su entorno residencial”.
En paralelo a las actuaciones en los inmuebles, se va a llevar a cabo una completa regeneración urbana de todo el entorno de este barrio ilicitano. El concejal de Estrategia Municipal explica que ya se ha aprobado la contratación de la dirección técnica para la redacción de este proyecto. Así, se pretenden realizar actuaciones de alcantarillado, red de agua potable, asfaltado o soterramiento de las actuales líneas eléctricas. En este caso, Soler subraya que implica “modernas infraestructuras, equipamientos y servicios para el barrio, que se traducen en el desarrollo social y la calidad de vida de las personas”.