La llegada del frío implica la cercanía de la época navideña, los cambios de armario para sacar la ropa de abrigo o la posibilidad de que las cotas más altas de la provincia se llenen de un manto de nieve. Pero en matería arqueológica, también supone el cierre temporal de la Cova de l'Or de Beniarrés para evitar condiciones climatológicas adversas y proteger el yacimiento de las inclemencias del tiempo.
Así, este enclave interior, gestiondo por la Fundación CV MARQ junto al Ayuntamiento de Beniarrés, cerrará al público el próximo domingo hasta mediados del próximo mes de marzo de 2025. En este sentido, tanto el sábado 23 como el domingo 24 de noviembres serán los últimos días de esta temporada para visitar el yacimiento y realizar un recorrido completo por el Centro de Interpretación. Las personas interesadas pueden reservar la entrada o consultar más información a través de www.marqalicante.com.
La Cova de L’Or es uno de los yacimientos arqueológicos más relevantes del neolítico peninsular y está declarado como Bien de Interés Cultural. Las visitas guiadas en grupo comenzaron hace tres años y permiten descubrir una cueva con un gran interés cultural y paisajístico a través de un recorrido que se inicia en el centro de interpretación, ubicado en el núcleo urbano de Beniarrés. Cerca de tres mil personas han disfrutado de este itinerario patrimonial y natural que se ha convertido en un referente histórico.
Las huellas del Neolítico en Alicante
La Cova de l’Or de Beniarrés se encuentra en la vertiente meridional del conjunto de relieves que conforman la Sierra del Benicadell, elevada a 675 metros sobre el nivel del mar. En su interiro, un yacimiento arqueológico de enorme importancia para el conocimiento y la investigación del Neolítico de la fachada mediterránea de la Península Ibérica.
De hecho, la "calidad y significación" del material arqueológico hallado en las excavaciones planteadas desde los años treinta del siglo XX permiten observar que la cavidad constituí un lugar de referencia social para los pobladores de origen mediterráneo que, a mediados del VI milenio a.C., introdujeron en estos valles la práctica de la agricultura y la ganadería.
En la Cova de l’Or se han hallado elementos materiales que testimonian la importancia de la ocupación en el Neolítico Antiguo (5500-5000 a.C.), cuando el enclave constituyó un lugar idóneo para habitar. A esa época histórica corresponden las acumulaciones de semillas de trigo y cebada, propias de antiguos cultivos, así como las cerámicas impresas con concha, destacando aquellas que presentan en su decoración figuras humanas con los brazos alzados, solas en posición de orante o en grupo evocando una danza.
El simbolismo de esa alfarería se define dentro de la vertiente mueble del Arte Macroesquemático, lo que vincula la cavidad con los santuarios de Arte Rupestre de esa cronología, como la Sarga (Alcoy) o el Pla de Petracos (Castell de Castells), pudiendo haber participado la Cova de l’Or de algún tipo de ciclo ritual vinculado a esos enclaves de reunión y encuentro.