Alicante se sitúa (por desgracia) en el epicentro de la siniestralidad en España. Y es que uno de los puntos negros más peligrosos del país se ‘esconde’ entre las carreteras alicantinas. Tal y como refleja el último informe de Automovilistas Europeos Asociados (AEA), la provincia concentra el tramo de carretera con más accidentes y víctimas de la red viaria nacional.
104 accidentes en cinco años
El estudio analiza un periodo de cinco años comprendido entre 2019 y 2023. Los datos, recogidos a partir del Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible, apuntan a una localización muy concreta: el kilómetro cero de la autovía A-77a. El informe señala que en ese lustro se registraron 104 siniestros, con un balance de 150 víctimas entre heridos y fallecidos.

La cifra convierte este tramo en el más peligroso de toda la Red de Carreteras del Estado en valores absolutos. Es una zona que soporta a diario una gran densidad de vehículos entre tráfico urbano, interurbano y de paso. La AEA subraya que esta coexistencia de perfiles de conducción —estudiantes, trabajadores y transportistas—, junto con un trazado con múltiples incorporaciones, multiplica las probabilidades de accidente.
El lugar exacto se encuentra en el entorno de la conexión entre la Universidad de Alicante, el acceso a San Vicente del Raspeig y el enlace con la autovía A-7. En concreto, este tramo de poco más de 1,2 kilómetros es el situado entre las rotondas de entrada a la UA y la del Parque de Bomberos.
Aunque el índice de peligrosidad más alto del país se localiza en el kilómetro 243 de la N-4a, en Ciudad Real, la A-77a lidera el ranking en número de siniestros y víctimas totales. El informe resalta que el riesgo en este caso no se debe a la imprudencia de los conductores, sino a lo que consideran como un problema “estructural” de diseño y capacidad de la vía.
Congestión, diseño y falta de fluidez
La AEA advierte de que este tramo ejemplifica los "riesgos" de infraestructuras concebidas para un volumen de tráfico menor al que soportan. En horas punta, durante el inicio y el final de la jornada laboral o universitaria, el flujo se satura y las retenciones son constantes. En esas condiciones, cualquier distracción o frenazo repentino puede desencadenar colisiones en cadena por alcance que multiplican la siniestralidad.
El informe sugiere medidas como mejorar la señalización, reforzar la visibilidad nocturna y rediseñar las incorporaciones más conflictivas. También propone ampliar la capacidad de los carriles en los accesos y optimizar la sincronización semafórica. A principio de este 2025 se limitó la velocidad a 70km/h en el tramo y se instaló un radar para su control.
A escala nacional, el organismo cifra en 270 los tramos de carretera considerados de alto riesgo. Entre ellos, se han contabilizado más de 1.500 accidentes y más de 2.000 víctimas en los últimos cinco años. El documento concluye que aunque la siniestralidad global no ha aumentado respecto a ejercicios anteriores, la persistencia de estos puntos negros evidencia que la seguridad vial sigue siendo una "asignatura pendiente" en muchas carreteras españolas.